Parte 1: De Oslo a Venecia: una aventura interrail

Tim Eustace relata su aventura interrail de verano de Oslo a Venecia. Este es el primer blog de una serie de cuatro.

Con más de 5.000 km en tren (según mis cálculos aproximados), este verano lo voy a pasar muy bien. Como soy profesor, naturalmente he planificado este viaje a conciencia, pero no hay que tener en cuenta las vueltas y revueltas del camino, y así ha sido. En la agenda figuran: Oslo, Malmö, Copenhague, Berlín, Praga, Bratislava, Budapest, el lago Bled, Liubliana, Pula y Venecia, pero ¡quién sabe dónde acabaremos!

Oslo ya ha sido un torbellino y sin duda ha hecho honor a su fama de ser una de las ciudades más caras del mundo. Es todo un reto presupuestar 32 días cuando empiezas en la ciudad más cara y tienes el presupuesto de todo el viaje haciendo un agujero en el bolsillo.

(No literalmente; de hecho, estoy intentando hacer un viaje completamente sin dinero en efectivo. No tengo ni un céntimo de ninguna moneda, excepto 50 € de emergencia que pienso traerme de vuelta. Estoy pagando todo a través de Monzo y es magnífico).

Desde el avión supe que me encantaría Oslo. Es más verde y más bonita de lo que puedas imaginar. Es tranquila, limpia y muy relajada. Una ciudad maravillosa en la que podría haberme quedado mucho más tiempo. El Oslo Pass merece la pena, aunque sólo sea por el impresionante paseo en barco por los fiordos. Me entristece irme, pero Suecia me llama...

Llevo unos 4 meses obsesionado con cómo resolver lo que he denominado el "problema de Budapest". Budapest es más de la mitad de nuestro viaje y, sobre todo, llega antes de lo que he considerado el final tranquilo de la aventura. Croacia es para relajarse, pero las escapadas a las ciudades son rápidas y para explorar. Dónde ir en Croacia Después de Budapest fue un problema, ya que, debido a que estamos volando de regreso de Venecia, Split y territorios del sur fueron largos viajes en tren - definitivamente no es un trabajo de un día y, tan lejos, eso es lo que queríamos.

De todos modos, me distraje tanto con este tema que durante mi planificación pasé por alto el dolor de cabeza que es Oslo-Malmö. Lo comprobé al principio y me pareció un trayecto razonable (poco más de 7 horas), así que no le di más vueltas. A la hora de hacer la reserva, el trayecto no era como había pensado: algo había cambiado. ¿Qué hacer en una situación así? Pues dar gracias por el Flexi Pass. No importa, reservamos un tren a Estocolmo, nos tomamos 2 horas y media allí y luego nos dirigimos a Malmö.

La duración total del viaje fue la misma que la del viaje por la costa oeste con varias paradas, pero así conseguimos colarnos en una capital más. La flexibilidad es, al fin y al cabo, la clave del interrail. Nuestra aventura continúa.

Próxima parada: Malmö...

Puedes ver el viaje de Tim totalmente planificado e inspirarte para el tuyo propio aquí.