Berna es una de las capitales más pequeñas de Europa, con unos 144.000 habitantes. Es la cuarta ciudad más grande de Suiza. A pesar de su discreta estatura, la ciudad está por encima de su peso en términos de belleza, chocolate y natación urbana. Berna tiene un encanto inmediato, ya que sus calles adoquinadas se entretejen alrededor de edificios apretados a orillas del serpenteante río Aare.

Dé un paseo por el casco antiguo y verá exactamente por qué la ciudad es tan encantadora. Es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y con sus torres, tejados rojos, fuentes y arcadas se sentirá como en la Edad Media. No deje de visitar el edificio del Parlamento (Bundeshaus), la iglesia Französische Kirche y la cercana torre del reloj Zytglogge.

Las aguas cristalinas del río Aare lo convierten en el lugar ideal para refrescarse en verano. Muchos berneses recorren la ribera del Aare en verano para saltar al río y regresar suavemente al casco antiguo, pasando por el Jardín Botánico, el zoo de Dählhölzli y el antiguo barrio de Matte.

Si prefiere no bañarse en el río, diríjase a The Marzili, que es la piscina al aire libre más popular.

Berna es la cuna del chocolate que se derrite en la boca, ya que Rudolf Lindt descubrió el proceso de conchado en 1879. Como tal, abundan las chocolaterías y otras experiencias con chocolate ¡por descubrir!